La
importancia del empaque
Una de
las etapas más delicadas en el proceso de exportación es la del traslado de
productos al mercado externo. La actividad exportadora involucra una serie de
requisitos de empaque que garanticen que el producto llegue en buen estado a su
destino final.
El
empaque apropiado es vital para guardar, proteger y servir de medio para
manipular productos. Cada empaque se debe diseñar para proteger el producto en
su trayecto desde la línea de ensamble hasta el usuario final.
Un
empaque de mala calidad puede resultar contraproducente para el productor,
exportador y distribuidor ya que pueden resultar en daño, descomposición, e
incluso, en casos extremos, el rechazo total por parte del comprador. Así, un
mal empaque puede resultar en la pérdida de una venta de exportación, y hasta
en la pérdida del cliente.
El
tipo de material que se utilice para el transporte depende del producto, y el
destino final. El concepto básico en embalaje que se basa en la idea de que
todos los transportistas deberían de empacar la carga de manera que pueda ser
movida y manipulada durante toda la cadena de distribución con equipo mecánico
como montacargas y grúas.
Esta
práctica reduce la mano de obra, la manipulación de cajas y la posibilidad de
que la mercancía que se va a exportar se dañe, y en última instancia, se
traduzca en una pérdida para la empresa.
Asimismo,
la unitarización permite reducir los tiempos al agilizar la carga y descarga
del producto con el equipo apropiado, hace más eficaces las operaciones en el
centro de distribución y reduce la posibilidad de pérdidas por cualquier razón.
Los
materiales de empaque se deben seleccionar dependiendo del producto y de las
condiciones ambientales, tales como temperatura, humedad atmósfera deseada
alrededor del producto, resistencia del empaque, el etiquetado.
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